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RPN Subasta Online #20 Session 2
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Argentina. Ficha. Buenos Aires. Castelli. Felicitas Guerrero. Valor 100. Bronce; 24mm; 2.54g. (XF) Doble anulación con perforación. "Felicitas Guerrero, la bellísima, rebelde y talentosa hija de Carlos José Guerrero. Entre las familias porteñas poderosas, Felicitas era conocida, a sus 15 años, como "La joya de los salones porteños". Y fue en ese tiempo cuanto su padre, fiel a las costumbres de la época, arregló un casamiento con un adinerado amigo, Martín de Alzaga, propietario de las estancias donde hoy se ubican balnearios como Pinamar y Cariló. En ese momento comenzó la novelada historia de nuestra protagonista. "Ella al principio no quería saber nada con su marido, que era 40 años mayor. Ella era muy inquieta. Pintaba, tocaba el piano, actuaba... Se casó a regañadientes", Felicitas se encariñó con su marido y tuvo dos hijos, pero la alegría fue efímera. Uno murió al nacer y el otro a los pocos años, víctima de una epidemia de fiebre amarilla. A principios de 1870 también murió su esposo y Felicitas, con poco más de 20 años, quedó viuda y millonaria, a cargo de una enormidad de tierras. Tres años después y durante uno de sus viajes en carruaje hacia otra de las estancias cercanas, La Postrera, Felicitas quedó atascada en medio de una tormenta y conoció a Samuel Sáenz Valiente, un joven propietario de la zona. El hombre la rescató de la tormenta y la invitó a refugiarse en su estancia. No pasó demasiado hasta que Felicitas y Samuel entablaron un romance y echaron por tierra las pretensiones de varios referentes de la aristocracia porteña de la época, que tenían puestos sus ojos en la joven, atractiva y acaudalada mujer. El 29 enero de 1872, Felicitas volvía de Buenos Aires hacia La Postrera, donde iba a inaugurar un puente sobre el Salado y además anunciaría su matrimonio con Sáenz Valiente. Sin embargo, en uno de los salones la esperaba Enrique Ocampo, un antiguo pretendiente que no se resignaba a verla, una vez más, en los brazos de otro hombre. Luego de una fuerte discusión, Ocampo le disparó por la espalda a Felicitas y luego se suicidó. La mujer, víctima de uno de los femicidios más resonantes de la época, moriría al día siguiente. Toda aquella fortuna quedó en manos de los padres de Felicitas Guerrero y, con los años y las herencias, algunas de esas estancias terminaron en localidades como Pinamar, Cariló e incluso Valeria del Mar, que lleva su nombre por Valeria Guerrero, su sobrina. (Fuente: Diario La Nacion)
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